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Latinos cambian la demografía económica
Son el motor de la industria de la carne

The Associated Press


DODGE CITY, Kansas - Es el hogar de los legendarios vaqueros Wyatt Earp y Bat Masterson, los tumultuosos salones, las redadas de ganado, los tiroteos y la visión romántica del lejano oeste. Pero esa es la Dodge City de antaño.


Protagonistas de la economía

Hoy, el centro de la ciudad presenta restaurantes y comercios mexicanos más reminiscentes de los pueblos del sur de la frontera que de los estadounidenses. La ciudad de 25,176 habitantes tiene incluso un nuevo apodo: "Pequeña México".

Los carteles que anuncian "Envíos a México" -para despachar remesas de dinero a México y otros países- cuelgan frente a muchos comercios de Dodge City. El frente de algunas casas ocasionalmente lucen banderas mexicanas.

Dodge City... Cactus, Texas... Fort Morgan, Colorado... Postville, Iowa: Durante más de 100 años, esta región fue un ejemplo bucólico e idílico de la vida y valores estadounidenses tradicionales.

Hoy, los pueblos agrícolas icónicos van conformando un nuevo modelo económico, que requiere una fuerza laboral pobre y de abrumadora mayoría hispana.

La transición no es fácil. Los inmigrantes que han afluido a estas comunidades están ejerciendo presión sobre los sistemas escolares y la policía.

Pero en momentos en que otros pueblos rurales mueren lentamente, Dodge City y los pueblos empacadores de carne muestran economías florecientes.

"Si esta gente puede sortear el obstáculo de la frontera, los recibimos aquí con los brazos abiertos", dijo el alcalde del condado de Ford, Dean Bush, equivalente moderno a Wyatt Earp.

Pero muchos de los residentes parecen confundidos. Randy Ford y su esposa Betty, que han vivido en Dodge City 35 años, no asisten más a los actos del Día de la Independencia que ofrece la municipalidad.

Explican que no pueden comprender lo que dicen los cantantes, baladistas hispanos que cantan en español.

"No vamos más porque no queremos ser mexicanos", afirmó. "Queremos ser estadounidenses".

Al igual que la llegada del ferrocarril de Santa Fe en 1872 trajo colonos blancos para poblar los pueblos y granjas de un país en expansión, la reubicación y consolidación de la industria empacadora de carne ha transformado estos íconos del lejano oeste.

El resultado es una serie de comunidades diversas y multiculturales.

La transformación de la industria

La transformación de esa industria comenzó en 1960 cuando las plantas empezaron a alejarse de las ciudades para estar más cerca de las fuentes de ganado en estados como Kansas.

El primer gran matadero llegó a Emporia en los años 60, seguido de plantas cercanas a Garden City y en Dodge City en la década de los 80.

Para Dodge City -famosa como la "Reina de los pueblos vaqueros" durante su época de gloria-, la llegada de los mataderos pareció algo natural.

"Es un importante centro de negocios y actividad económica, además de un empleador a gran escala", observó Ted Schroeder, economista agrícola en la Universidad Estatal de Kansas.

Con el tiempo, las empacadoras pequeñas fueron absorbidas por gigantes como Tyson Foods Inc., Cargill Meat Solutions Corp., Swift & Co. y National Beef Packing Co.

Arturo Ponce es hoy ciudadano estadounidense y coordinador del programa de prevención del VIH/sida administrado por los Ministerios Metodistas Unidos Mexicoestadounidenses. Pero hasta no hace mucho vivía en un remolque deteriorado, calle abajo de la planta de Cargill en Dodge City.

Aquí, dijo recientemente a su hijo de 14 años, fue donde él y su esposa comenzaron su vida en Kansas compartiendo tres dormitorios con otras 13 personas, en total cuatro familias.

"La industria de la carne es trabajo duro", afirmó. Volvía al remolque después de cada turno de trabajo empapado en sudor tratando de mantenerse al ritmo de la línea de producción. El y su cuñado perdieron cada uno más de 10 kilogramos (25 libras) en los primeros tres meses.

Hoy, casi 20 años después, el mismo remolque sigue atestado de trabajadores que vienen y van.

"Es un ciclo que sigue repitiéndose", comentó Ponce. "Es la misma historia". Salarios decentes que son un imán para los inmigrantes pobres. Porque los salarios pagados por los empacadores de carne son decentes aun sin ser gran cosa.

La tasa de pobreza en Dodge City cayó del 28 por ciento en 1980 al 14 por ciento en el 2000. La misma tasa también fue reducida a la mitad en Guymon, Oklahoma, donde hay unas 600 mil cabezas de ganado en granjas dentro de un radio de 40 kilómetros (25 millas) de la planta de Seabord Foods.

Pero nadie vive a lo grande. El ingreso per cápita de Dodge City de $15,538 dólares anuales en el 2000 puede que sea un progreso, pero sigue estando muy por debajo del promedio nacional de $21,587 dólares.

En Cactus, el ingreso promedio per cápita ha aumentado, pero apenas a $8,340 dólares.

Una vida dura y de sacrificio

"Mucha gente trabaja, pero en empleos que no pagan bien", dijo Don Stull, profesor de antropología en la Universidad de Kansas y experto en la industria.

Es una vida dura. En Cactus, la población es más de 90 por ciento hispana. No hay médicos ni bancos. La mayoría de los trabajadores de las plantas sólo se manejan con dinero en efectivo, lo que los hace blancos fáciles de robos.

Hasta un 70 por ciento de los delitos tienen que ver con el alcohol, especialmente las noches de los fines de semana.

Los hispanos dominan la política en Cactus. La población pasó a ser predominantemente hispana en los años 90, y para finales de esa década los hispanos empezaron a ser elegidos al concejo municipal. Hoy uno solo de ellos no es hispano.

"Sin esta planta no sé qué habría pasado", dijo el alcalde Luis Aguilar, quien entró ilegalmente desde México hace 30 años, más adelante logró la ciudadanía estadounidense y ahora es dueño del único almacén del pueblo, numerosas propiedades para alquilar y una finca rural de 232 hectáreas (575 acres).

En las planicies del norte de Colorado, la más reciente ola de colonos que llega al condado de Morgan ha inquietado a algunos de que el carácter de su mayor ciudad, Fort Morgan, llegue a alterarse radicalmente.

Cargill opera un matadero aquí que da empleo a uno 20 por ciento de la población y procesa 4,300 cabezas de ganado por día. El condado de Morgan ha visto duplicar su población hispana en la década del 90, para alcanzar 8,473 según el Censo Nacional del 2000.

En Postville, Iowa, los visitantes de la escuela primaria y media son recibidos con un mapa mundial con estrellas adheridas a México, Perú, Costa Rica, Rusia, Ucrania, Eslovaquia, Israel otras naciones. Cada una designa el país natal de algunos de los 370 alumnos.

"El mayor grupo actualmente proviene de Guatemala", dijo la directora Charlotte Tammel. "Para nosotros el desafío es encontrar maestros que hablen todos estos idiomas".

En la última década, la inmigración hispana ha sido la mayoritaria en Postville. El pueblo que tenía 1,472 habitantes en 1990 ahora tiene más de 2,500, un tercio nacida en el exterior. El pueblo tiene residentes de 24 nacionalidades que hablan 17 idiomas.

Dodge City enfrenta el problema del narcotráfico ya que llegan las drogas tras la frontera mexicana. Las pandillas también constituyen una preocupación. Paradójicamente condice con sus antecedentes anárquicos del pasado.

"Dodge City siempre ha sido un pueblo salvaje", comentó el alguacil Bush, "y hay días en que todavía hace honor a su nombre".

Los reporteros de Associated Press P. Solomon Banda en Fort Morgan, Betsy Blaney en Cactus, Steve Brisendine en Liberal y Todd Dvorak en Postville contribuyeron a este informe.

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